Inicialmente publicado en el periódico francés Politis. Traducido por María José Hernandez.
Por Jérôme Duval, miembro de la PACD
«Decir que todo va a cambiar porque haya un nuevo Gobierno en Atenas, es confundir los deseos con realidades»
Esto es lo que declaraba Jean-Claude Juncker poco después de las elecciones del 25 de enero de 2015, que llevaron al poder a la coalición de izquierdas Syriza. Al afirmar que las elecciones no cambiaban prácticamente nada, el presidente de la Comisión Europea reconocía el control de las entidades acreedoras que, en nombre de la reducción de la deuda, deciden las políticas que hay que seguir sin que importen los resultados electorales.
Las contrarreformas del “memorándum” que la troika había negociado con el anterior Gobierno de Samaras-Venizelos debían adoptarse a toda costa. Tras dejar al país devastado, los prestamistas utilizaban la urgente necesidad de “liquidez” que ellos mismos habían creado para imponer la austeridad, reducir los costes laborales y privatizar todo.
Pago bloqueado para negociar mejor Sigue leyendo