«En el fondo la ley de Transparencia es basura»

Rosendo Torrent, economista y activista.

(Artículo- Entrevista publicada el día 14/06/2014 en el diario Público)

Se trata de una herramienta informática creada para que los engorrosos y a veces  inaccesibles presupuestos de los ayuntamientos se transformen en algo visual y entendible por la ciudadanía; también sirve para fomentar la participación, dado que esa misma herramienta permite que el ciudadano haga preguntas que el OCM, de manera simple y rápida canaliza al Ayuntamiento observado. La idea surgida hace dos años ya suscita interés en diversos municipios de toda España y también en Grecia. “Es  un caso único en el mundo, se gestó en Barcelona entre más de ochenta personas pero Chris Fanning, un informático neozelandés, de manera voluntaria se ofreció a perfeccionar el proyecto”, explica entusiasmado Rosendo Torrent, economista de profesión y activista de oficio que asegura realizar no menos de cinco charlas a la semana con la finalidad de dar a conocer el OCM y transmitir que “las cuentas están al alcance de quien lo solicite”.

Constantes evasivas y ejemplos de plena acción

«Pero cuando surgen las preguntas los ayuntamientos responden con evasivas o se van por los cerros». Y peor aún «muchos están convencidos de que un ciudadano no puede acceder a información de la que ellos disponen, cuando es al revés», se queja sin perder de vista que en lo referente a la ley de Transparencia existen una serie de supuestos para que ayuntamientos u órganos públicos, «con el pretexto de no perjudicar a otros ciudadanos se nieguen a mostrar las cuentas». Está convencido de que la única que puede controlar es la ciudadanía. «A los políticos hay que otorgarles el poder, pero bajo control, porque al margen de esas grandes corruptelas está la minucia, el amiguismo, las migajas, hablamos mucho de la cultura de la transparencia pero tanto órganos públicos como ciudadanía carecen de esa cultura, se desconoce el derecho a preguntar, a pedir copias de los contratos para ver a quien se le ha otorgado y a qué precio y cómo. En el fondo la ley de Transparencia es basura».

Lo que se puede evitar

Cuando un Ayuntamiento decide arreglar una calle, tienen que constar al detalle en los presupuestos y, si acaso un vecino se anima a preguntar entre qué empresas se ha realizado el concurso público y en qué condiciones, sin duda las autoridades están obligadas a dar esa información. Pero, aunque no se consiga a la primera, «con la pregunta ya estás haciendo presión ciudadana», señala. «Aquello puede evitar que regidores, o personal que trabaja en ayuntamientos si acaso iban a hacer algo malo, se planteen vehicular las cosas de otra manera. Un dato a tener en cuenta es que según el último estudio del economista Oriol Amat la corrupción nos cuesta 40 mil millones de euros a los españoles. Ya es hora de que nosotros seamos auditores ciudadanos y estemos en vigilia permanente», propone.

OCM en acción

Acto seguido Torrent amplía que en Badalona llegaron al punto de no poner los presupuestos ni siquiera al alcance de la oposición, sin embargo se enorgullece de que haya tenido especial sentido la presencia del OCM en este municipio de la comarca norte del Barcelonés pues fue un verdadero logro conseguir poner los presupuestos al alcance del público, «una actitud similar tomaron en Sant Joan Despí, cuando la ciudadanía alertó al Ayuntamiento por  incumplir la ley». En paralelo con el trabajo de fondo «uno se divierte sobre todo cuando algunos ayuntamientos pretenden restar importancia a lo que hacemos pero en cuanto reconocen a un miembro del OCM enseguida se ponen manos a la obra, porque saben que tenemos la ley en mano y no saben de dónde cogerse, pues en muchos casos se ha tratado de la primera vez que les plantan cara con  preguntas, pero ahí está la gracia».

¿Cómo funciona un OCM?

Quienes organizan el OCM ofrecen charlas informativas, entregan manuales operativos a cualquier ciudadano, pueden estar vinculados a la plataforma de los desahucios  o en las luchas vecinales, la cuestión es  que quieran implementar un OCM en su localidad, ya sea como asociación, entidad o lo que consideren; instalado el programa el ciudadano visualiza los presupuestos de su Ayuntamiento, puede ver una partida llamada gastos de personal, si alguien se anima a una consulta, la plantea, el OCM la hace pública, el resto de ciudadanos que están utilizando esa herramienta se suscriben, y si les parece interesante pueden seguir esa pregunta, el OCM vía email o físicamente la dirige al ayuntamiento con una instancia.

Todos se comunican a través de un foro creado donde la gente formula preguntas y así también para que «un ciudadano de Cádiz pueda solicitar la opinión de otro ciudadano ubicado en Gijón. Para la creación definitiva de esta herramienta estuvimos mirando webs por todo el mundo, algunas visualizaban presupuestos y otras permitían hacer preguntas a un Ayuntamiento en particular, el caso es que a nosotros se nos ocurrió juntar esas dos herramientas.

Se trata de interactuar y que la ciudadanía se interese por conocer a fondo las cuentas públicas», insiste, consciente de que hay ciudadanos a los que solo les interesa saber cuánto gasta su municipio, pero otros en cuanto descubren que disfrutar de toda esa información es más fácil de lo que parece, de inmediato se animan pues «mucha gente tiene ganas de hacer cosas desde la ciudadanía».

Como ejemplo trae a colación que hace tres semanas en Arenys de Mar la reunión, convocada en este caso por Procés Constituent, fue un éxito “porque precisamente aquellos que se mostraron interesados, esta semana nos han confirmado que ya tienen organizado un grupo”, celebra y añade que, además de varios municipios de Catalunya, a la lista se han sumado Burgos y El Puerto de Santa María.  Si para finales de 2014 no llegan a cien OCMs «llegaremos a ochenta, porque hay varios grupos ya montados pendientes de hilitos».

Imagen OCMCastelledefels

Diversos perfiles

En otra charla que tuvieron ocasión de ofrecer en San Cugat del Vallés un hombre alzó la mano, se trataba del típico luchador de toda la vida; involucrado en diversas asociaciones de vecinos, admitió que él no sabía tocar el ordenador pero quería presentarse en el Ayuntamiento para rellenar formularios y presionar. Como Rosendo sabe de qué pie cojean estos organismos asegura que “el perfil de este tipo de ciudadano ahora más que nunca hace muchísima falta, queremos llegar al máximo de sitios posibles, de momento nos es fácil España y relativamente Europa… porque son los mismos problemas”.

Falta de transparencia

El 95% de los ayuntamientos tiene un apartado que llaman presupuestos, aun así, el 50% de esos “ofrecen un resumen con cantidades redondeadas: se ingresa mil y se gasta mil, al lado de un par de gráficos”, destaca que  lo más absurdo es descubrir que cuando uno accede a la página rendición de cuentas de un Ayuntamiento, esa “rendición de cuentas” no exista, aun cuando el Estado haya hecho públicas las cuentas facilitadas por el mismo Ayuntamiento que niega la información al ciudadano. «Y esto sucede  porque el ministerio está en facultad de multar, retirar transferencias, pero el ciudadano de a pie no puede hacer nada. Debido a esto  en Badalona ya han recibido mociones y por el plan de pago a proveedores para declarar ilegítima la deuda generada», recuerda.

Deuda ilegítima

Antes de plantear esa posibilidad el OCM puso sobre la mesa una serie de leyes y en consecuencia al pleno del Ayuntamiento no le quedó más remedio que declarar la deuda ilegítima; «otra cosa es que quede en lo simbólico», aclara Rosendo Torrent sin resignarse, pues un caso similar ocurrió en Sant Adrià de Besòs «cuando presentamos una moción para la transparencia y lo mismo puede ocurrir con otros órganos de gobierno pues en algunos casos a regañadientes y de mala manera han empezado a poner datos que antes permanecían ocultos», alienta, convencido de que el camino es insistir.

Presión ciudadana

«Oiga, pero, ¿esto del OCM es legal?» le preguntó a bocajarro una mujer de mediana edad, en otra charla informativa. «¡Pues claro que sí!, dije. Si es información de interés público la tienen que dar», resalta. Sin evitar mostrar su ofuscamiento le despierta atención que la ciudadanía no entienda que revisar presupuestos sea un derecho; sin embargo básicamente para que a nadie le quepa duda, «siempre que damos una charla mostramos las leyes que nos respaldan».

Un caso para observar con atención

Como quien lanza una moneda al aire, a este economista comprometido con las causas sociales le resulta curioso que Lluís Tejedor Ballesteros, actual alcalde del Ayuntamiento del Prat de Llobregat, lleve 35 años en ese cargo. «¿Eso quiere decir que a este hombre no se le ha encontrado ninguna corruptela? Uno piensa que supuestamente por ser de izquierdas en ese Ayuntamiento tendrían que ser más transparentes pero no muestran nada, quizá sea que la gente confía mucho en él y la transparencia no les haga falta», ironiza.

La credibilidad de los políticos

Sin ánimo de desilusionar a nadie se muestra realista respecto a la credibilidad de los políticos pues «nunca la han tenido del todo», sentencia, para de inmediato asegurar que es un punto de vista muy personal. De acuerdo con sus compañeros, afirma que el 15-M, entre otras cosas, evidenció la existencia de «unos y otros, y esos otros son los culpables de las muchas desgracias que nos ocurren a la mayoría», subraya, reflexivo e inquieto porque a partir de ese momento se generó una gran desafección… «Bueno, pues ahora falta decir: vale, bien… así no podemos continuar».

Relación con el 15-M

Aunque muchos consideraban que  el 15-M no tenía sentido, está claro de que el trabajo de hormiga y la participación ciudadana movilizan a este colectivo. Si se hubieran transformado en un partido político «seguro ya no existirían o sería uno de aquellos que divaga por ahí». Al margen de cualquier vaticinio, está claro que el 15-M no es controlable; «del movimiento han salido diferentes grupos autónomos con los que aun sin conocernos todos, hay cierta relación».

Al margen de los partidos

«Cierto es que algunas de las charlas fueron convocadas por Procés Constituent y algunas otras por la CUP, (Candidatura d’Unitat Popular)  pero la plataforma OCM es apartidista, no se casa con nadie, da lo mismo que la gente venga de un lado o de otro», aclara nuestro entrevistado, y relata que él, en 2012, vino de un lado deseoso por llegar a otro; así se animó a sembrar esperanzas en el OCM, ahora en la medida que ve resultados positivos el entusiasmo se contagia; en consecuencia, crece. «Todo lo hacemos de manera voluntaria, no ganamos dinero, en todo caso para financiar asambleas, viajes o el servidor, entre todos ponemos de nuestro bolsillo, pero el coste mayor es el tiempo», admite  a punto de terminar esta conversación. Desde luego que a su familia le gusta que participe, «hacer algo por los demás siempre es bueno, no puede haber ninguna pega en ese sentido, pero siempre hay algún momento en que me dicen: ¿hoy también tienes que ir?». Y entonces sonríe y suaviza la voz: «Yo estoy liado porque  a mí esto me llena la vida».