F. Martín, Jérôme Duval
Pocos días antes de la Asamblea general anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco mundial que ha tenido lugar del 11 al 13 de octubre de 2013 en Washington, el FMI ha vuelto a la carga. Concretamente en el Estado español, después de haber propuesto una bajada de salarios que suscitó una reacción desacostumbrada, reclama ahora que se reduzca el listado de productos que aplican tipos reducidos de IVA, lo cual afectaría a productos y servicios considerados básicos o de primera necesidad. Una receta como ésta es lo que provocó los famosos motines de hambre, llamados también ‘motines FMI’, en el Sur del planeta, cuando el precio del pan o de la gasolina subió de golpe en una noche hasta precios inalcanzables para la mayoría de la población. Entre otros ejemplos, es el caso famoso del ‘Caracazo’ en Venezuela en 1989, cuando aplicaron el Plan del FMI; o de Perú en 1991, cuando el precio del pan se multiplicó por 12 mientras los salarios empezaron a bajar; de Zimbabwe en 2000; Argentina, Paraguay y Uruguay en 2001… La lista es larga, como lo es la historia del neocolonialismo económico de la institución de Washington.