Artículo publicado en el libro «Artur Mas: ¿Dónde está mi dinero?» que saldrá de la imprenta el día 18 de Abril. Más info. [Versió Català]
CafèAmbLlet es un nombre cotidiano para una revista de ámbito local, que invita a hojearlo mientras te sientas a desayunar en un bar o esperas turno en un centro sanitario. Lejos de tener un contenido banal, se ha convertido en un referente social de información veraz, compleja pero contada con un lenguaje social que permite asimilar su contenido sin esfuerzo. El riesgo de indigestión no se debe a la redacción, sino los escándalos que se intuyen cuando profundizas en la investigación de sus redactores: la Albano Dante y Marta Sibina.
Desde la PACD (Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda: «No debemos. No Pagamos») hace tiempo que seguíamos con interés la labor de CafèAmbLlet. Somos una plataforma que lucha por concienciar a la ciudadanía que tiene el derecho y la obligación de hacerse cargo del control de las cuentas públicas, para empoderarla. Gran parte de nuestras actividad van dirigidas a desmontar el discurso de los recortes a través de la lucha por la transparencia y depurar responsabilidades de los auténticos causantes de esta «crisis» que está sirviendo de excusa para instaurar unos «recortes» que son en realidad un cambio de fondo de la sociedad que hemos vivido hasta ahora. Pero sabemos que todo esto no lo haremos como colectivo aislado, por eso apostamos por vincular las luchas ya que desde todos los sectores y los ámbitos estamos sufriendo las mismas medidas y la deuda es la excusa transversal utilizada para justificarlas. Podríamos extender argumentando esta afirmación, pero citando Artur Mas, «Ahora no toca», y diremos sólo de pasada que no podemos continuar con esta política de endeudamiento ya que sólo nos lleva al deterioro de los servicios públicos y a la dependencia del sector privado con lo que implica: todo lo que no sea rentable deja de ser importante.
Pues bien, para nosotros, Marta y el Albano son el ejemplo perfecto de auditores ciudadanos. La preocupación por hechos tan cotidianos como que los hospitales del Maresme tuviera que pagar por reclinar una silla o que dejaran de dar mantas a los enfermos y tuviera que llevarla la familia de la persona ingresada, comenzaron a investigar cómo funcionaba la gestión estas instituciones públicas. Evidentemente se encontraron con silencio. Estamos en un estado que está a la cola de Europa en transparencia. La cultura de los políticos profesionales y, a menudo, de los funcionarios que llevan años trabajando para ellos es la de dificultar el acceso de la ciudadanía a la información. Nos quieren ciudadanos pasivos y la curiosidad y la perseverancia de personas como esta pareja de periodistas, les incomoda en gran medida. Consideramos que son un ejemplo de auditores ciudadanos porque se dedicaron a recabar información susceptible de interés ciudadano, convirtieron esta solicitud en un proceso público e informaron a la población a través de un lenguaje comprensible en formatos diversos (artículos impresos en la revista gratuita, videos y artículos en su página web, y difusión de material audiovisual en las redes sociales).
Como plataforma habíamos intentado contactar varias veces, como tanto otros colectivos, pero de entrada no nos fue posible. Después de conocerlos y saber de la avalancha de correos y llamadas que reciben a lo largo del día, es fácil de entender. A pesar de ello, y porque ya somos muchas las que tenemos como meta de nuestra lucha un bien común con características muy similares, resultó que esta iniciativa personal ha terminado convirtiéndose, de manera natural, en un modelo a seguir y desde la PACD apoyamos totalmente este trabajo. Es una muestra que debemos combinar y trabajar para encajar diferentes tipos de experiencias: la asamblearia y las iniciativas personales.
Empoderamiento ciudadano
«Esto lo puede hacer cualquiera con un ordenador y un móvil» así invita al Albano en sus charlas a replicar esta tarea. Y realmente no han gozado de más recursos. Son dos personas y una trabajadora a tiempo parcial. Tienen un pequeño despacho en casa, con los guiones de trabajo impresos en dinA4 colgados en las paredes, una mesa con un ordenador, una curiosidad insaciable, un gran sentido de la justicia y la legitimidad y constancia, mucha constancia.
Cuando nos conocimos personalmente, en agosto pasado, nos encontramos con dos personas convencidas de que su tarea era importante, pero con un cierto desánimo por la dificultad de dar a conocer toda esta información a la población afectada por los recortes en sanidad y preocupados por el juicio que encaraban en septiembre. Venían buscando algún grupo que pudiera apoyar y ayudarles en la difusión, pero estaba claro que esta no era la solución. Meses después es un placer ver cómo han evolucionado y crecido en su forma de hacer activismo. Han descubierto y han sacado el máximo provecho al trabajo en red. Han dejado de lado la idea de que tenemos muchos al principio -que todo el mundo debe ponerse a trabajar para nuestro proyecto- y han asimilado que lo que es efectivo es conectar los diferentes colectivos que trabajan en temas o con objetivos similares. Somos muchos y somos buenos en lo que hacemos, y como dijo @Ciudadano_zer0 desde el barrio de internet, el movimiento 15M no sólo ha tejido una red política sino una red políticoafectiva. Ahora, CafèAmbLlet ya son expertos en vincular luchas ellos mismos; tenían una gran tarjeta de presentación, la tarea previa los avalaba, todas sabíamos que no venían a vendernos humo, han aprendido a coordinarse y no sólo reciben sino que cualquiera que haya compartido espacio de lucha con ellos sabe que dan muchísimo. Trabajan desde la humildad y la autonomía y con un alto grado de empatía.
Vincular luchas
Han sido unos «charladores» incansables, han ido a todas partes donde se lo han pedido: asambleas de barrio, hospitales, con organizaciones políticas y candidaturas municipales como la CUP, las CAV del Vallés o Revolta Global. Han compartido mesa con Teresa Forcades, con Ada Colau, con Esther Vivas y con muchos otros. Se han cargado de paciencia para explicarnos de una manera sencilla y pedagógica cómo funciona la gestión de la sanidad privada y han ayudado a desmontar el falso discurso de que todo lo público funciona mal y que la gestión privada es más efectiva. El Albano y su pizarra y Marta en los vídeos nos ha dejado claro que la gestión privada del dinero público conlleva opacidad y que si buscas algo descubres relaciones entre demasiadas empresas vinculadas a asesores o cargos públicos. Lo han hecho desde la proximidad y la pasión, nunca como expertos o desde una posición de superioridad por haber llevado a cabo una investigación, sino explicando cómo han hecho el proceso de una manera tan sencilla y clara que empodera para hacer lo mismo.
Y lo han hecho en Cataluña y hay que valorar, y a veces desde la centralidad de Barcelona no se hace, que todo esto lo han hecho desde un municipio de La Selva y que sólo uno tiene carnet de conducir, por tanto, estos desplazamientos para hacer las charlas donde los han invitado, les han supuesto una inversión de tiempo considerable, se hayan movido en transporte privado o público. Nunca han dicho que no salvo si la fiebre les ha obligado. Pocas personas ponen tantas facilidades para que puedas contar con ellos. De toda esta voluntad de dar a conocer su discurso y de colaborar con todos han recibido los frutos: primero con el gran apoyo que recibieron durante el juicio que tuvieron que soportar, luego con la colaboración ciudadana para llevar a cabo este libro que tiene en sus manos, y, para siempre, un montón de gente que los ha descubierto y que ya se les quiere, no sólo por la labor que han hecho, sino porque lo han hecho con integridad y pasión.
CafèAmbLlet para desmontar el discurso
Puede parecer una evidencia, pero queremos decir que el Albano y Marta son periodistas, pero periodistas de verdad. De los que investigan movidos por la curiosidad y la independencia que debería tener cualquiera que ejerza esta profesión. Su tarea la han explicado en más de una ocasión con una cita de George Orwell que ejemplifica perfectamente su manera de hacer y su motivación: «Periodismo es imprimir algo que otro no quiere que se imprima. El resto son ‘relaciones públicas'». En nuestro imaginario dibujamos al periodista como alguien que investiga, descubre y denuncia públicamente lo que alguien esconde, en las facultades de periodismo, sin embargo, enseñan más a gestionar la información que llega a una redacción que en la investigación independiente. Por eso pensamos que Albano y Marta son periodistas sociales, seguramente el adjetivo debería ser redundante, pero es que CafèAmbLlet sí ha incidido en los temas que preocupan a la sociedad y se han dedicado a deshacer el ovillo de vinculaciones entre la empresa privada y la gestión pública que, si bien no podían afirmar directamente que eran corruptas, sí denunciaron que eran opacas y lanzaron las preguntas que cualquiera de nosotros tenía en la cabeza: «¿Por qué esta opacidad? ¿Qué esconde?»
Y no ha sido sencillo, los medios de comunicación tradicionales no se han hecho demasiado eco, salvo contadas excepciones, de la tarea que han hecho. Ellos ya lo explican, la «mayoría de medios de comunicación están controlados por los poderes financieros y políticos que se han beneficiado durante años del sistema sanitario». Y, de hecho, esto es algo que cualquier periodista que trabaje en un medio de comunicación de masas te confirma: no pueden publicar lo que quieren, no pueden decidir, no tienen independencia. Durante el juicio al que se tuvieron que enfrentar, no hubo medios de comunicación tradicionales, y nos consta que tenían vetado cubrir la noticia. Tras la condena, CafèAmbLlet tuvo que retirar su vídeo de internet, es decir, que han sufrido censura directa e indirecta. Pero siempre nos queda la prensa internacional, y si aquí los medios pueden ser coaccionados o controlados por los intereses económicos de unos pocos, no ocurre lo mismo con la prensa internacional, así que la revista local CafèAmbLlet acabó saliendo a un medio como The Washington Post.
La lucha por la transparencia y para depurar responsabilidades
Y es que esta publicación gratuita y su versión digital, han hecho tambalear la estabilidad del entramado de relaciones económicas entre empresas privadas y organismos públicos o privados que gestionan nuestro dinero destinado a la sanidad. La muestra ha sido que un simple vídeo donde no se decía ni una sola falsedad, pero que pecó de tener un título demasiado atrevido, ha servido para que desde los círculos de poder les intente represaliar, en este caso por la vía judicial. Y esto nos lleva a cuestionarnos la legitimidad de nuestra justicia cuando los corruptos tardan meses o años en ser juzgados y a menudo terminan marchando impunes, y una pareja que alerta sobre la corrupción en el sistema sanitario catalán es juzgada y condenada por un vídeo colgado en internet. Esta estrategia de desgaste, sin embargo, no ha tenido el efecto que debían esperar, más bien todo lo contrario. Por una parte, les ha fortalecido personalmente; pasar el trago de ir a juicio para la ciudadanía es un hecho traumático, y más cuando estás plenamente convencido de que la denuncia es injusta, pero si eres capaz de sacar la fuerza para no olvidar la importancia y legitimidad de la labor que has hecho y te sirve para aprender de los errores, sales reforzada. Por el otro, ha sido una prueba de fuego para ver qué apoyo tenían en la calle, y ha quedado claro que quienes los valoramos lo hacemos, no sólo por la información que han hecho pública, sino también por su coherencia personal y porque son personas sencillas, claras y auténticas que consiguen hacerse querer. Y, finalmente, si la intención era el desgaste económico, este proyecto deja claro que estamos dispuestos a asumir la multa de manera colectiva ya reconvertir la condena en una oportunidad para sacar provecho entre todas: habrá servido para financiar este manual y para que podamos aprender de los aciertos y los errores de Marta y Albano y seamos capaces de llevar este modelo de auditoría ciudadana en nuestro ámbito.
Ahora queda ver si el tribunal se reafirma en la condena, porque el tiempo les está dando la razón, muchas de las personas que desde CafèAmbLlet se alertó que recibían dinero de la sanidad catalana y que hacían una gestión opaca están siendo investigados. Carles Manté, Josep Prats o Xavier Crespo han sido imputados, ahora hay que ver cuántos más acabarán en el banquillo de los acusados y si la justicia hará su trabajo o confirmaremos que hay dos: una para los que tienen dinero y otra para la ciudadanía.
#SomHiDragons
La vía judicial no ha sido la única que han utilizado para ejercer la represión sobre la revista: también han sido silenciados en los medios de comunicación y les han retirado ejemplares de la revista gratuita de espacios públicos o de administraciones locales de la zona. Y hay que decir que todo esto no les ha frenado. Han continuado la investigación y la denuncia pública y lo han hecho mostrándonos qué tipo de personas son: una pareja coherente y valiente que ha conseguido llegar a todas nosotras con un gran esfuerzo, no sólo profesional, sino también personal. Es admirable la capacidad que han mostrado para vivir con coherencia y mantener su labor de información a la ciudadanía. Cuando los conoces personalmente, descubres que aparte de toda esta tarea ingente, hay una familia que cultiva parte de su comida, que son felices, que se relaciona de una manera sana, que son conscientes del mundo en que viven y el mundo que quieren y luchan por alcanzarlo desde la coherencia del día a día. Y, sobre todo, que son personas excepcionales, pero no porque tengan capacidades o conocimientos especiales, sino porque se han volcado con pasión y constancia a la tarea que les ha llenado y que, y esto es lo más importante, todas somos personas excepcionales, todas somos CafèAmbLlet, todas somos investigadoras potenciales.
Desde la PACD creemos que hay replicar este modelo en cualquier ámbito que como ciudadanía consideramos importante. Gracias a este manual y a la labor previa de CafèAmbLlet, tenemos más conocimientos para continuar la investigación en la sanidad, pero también podemos trasladar la auditoría ciudadana a otras administraciones o sectores que nos afectan en el día a día. Los recortes y la gestión en la sanidad tiene diferencias, pero también muchas similitudes con las de otros sectores como la educación, los servicios sociales o cualquier otro: todas mantienen sueldos de altos cargos pero disminuyen la inversión en los servicios que recibe la ciudadanía, combinan conciertos y servicios públicos, subcontratan, reducen personal, contratan servicios de empresas privadas con poca o nula información sobre la adjudicación, etc.
También consideramos importante entender la esencia de su investigación para trasladarla a cualquier ámbito de las administraciones. Podemos empezar analizando las cuentas del estado, pero no nos será fácil entenderlo, en cambio, desde el propio municipio podemos investigar y establecer mecanismos de control presupuestario que nos sirvan para depurar responsabilidades si hay ilegalidades, pero, sobre todo, a empoderar-nos para exigir el derecho a la información y a la participación. Si aprendemos a hacerlo en el municipio, dar el salto a las otras administraciones será una evolución natural.
Y no hace falta decir que el mundo de la empresa privada es también auditable, debemos recuperar los espacios que son nuestros. Los comités de empresa tienen acceso a parte de la información económica: analizarla, difundirla, denunciar lo ilegal o ilegítimo y exigir la participación es otra vía que conviene explotar.
El porqué es necesario que la ciudadanía lleve a cabo esta tarea es sencillo de explicar: el problema de la deuda del estado no es un problema de deuda pública, sino de deuda privada avalada por el estado o reconvertido por mecanismos diversos en deuda público. Todos los recortes y reformas que estamos sufriendo se están justificando culpabilizándonos como usuarios de la sanidad o la educación, consumidores irresponsables, abusadores de servicios públicos, etc. Si revisamos las cuentas del estado o de otras administraciones veremos que el dinero público a menudo se destinan a enriquecer y reforzar unas élites y no a cubrir las necesidades básicas de la población: sanidad, educación, vivienda… Resulta que viviendo en un sistema que fomenta el consumo por encima de muchas otras cosas, los «clientes» hemos dejado de tener la razón. Nos toca trabajar para dejar de ser vistos y de creernos «clientes» y para redefinir la palabra «ciudadanía». Debemos dejar de ser ciudadanos pasivos para participar de la vida política, es decir, decidir cada día como queremos que sea nuestra sociedad y cómo queremos que sea su economía.
Si queremos luchar contra la corrupción, debemos aprovechar este momento en que se están destapando cada vez más tramas de corrupción política para exigir transparencia de verdad, no nos podemos conformar con una ley dictada por los mismos que han sido corruptos o han encubierto a quien lo ha sido. Debemos exigir los mecanismos para poner a disposición de la ciudadanía tanta información como consideramos necesaria y esto sólo lo conseguiremos con la práctica, convirtiéndonos en auditores ciudadanos, volviendo a dar el valor que tiene a la curiosidad humana y manteniéndonos constantes en esta lucha colectiva.
Pero con esto no será suficiente. Si logramos un nivel más alto de transparencia, necesitaremos mecanismos de control constantes desde la ciudadanía. Y no podemos permitir que estos se diseñen desde un despacho. El ensayo de prácticas de control, los errores y los aciertos, son los que nos ayudarán a definir cómo deben ser estos mecanismos para evitar la corrupción y las prácticas opacas en la gestión de nuestro dinero. Como ejemplo podemos tomar la intervención de la Sindicatura de Cuentas de Cataluña y del Tribunal de Cuentas para fiscalizar las cuentas de instituciones públicas: la poca transparencia, la mala gestión y la más que probable corrupción albergada en el caso Crespo, denunciada por Cafeambllet, ha puesto en evidencia una vez más la dependencia política de estas instituciones. Si bien la Sindicatura realizó una auditoría en 2006 en la empresa Centros Médicos Selva Maresme (CMSM) en el que informaba de múltiples irregularidades, ésta se quedó encerrada en un cajón. Nos podemos alegrar, en parte, de la valentía de una persona anónima que filtró el informe a la prensa a través de El País, pero son una alegría y una valentía a medias, ya que cuando lo hizo los presuntos delitos ya habían prácticamente prescrito.
En resumen, CafèAmbLlet es un ejemplo de investigación que alcanza los objetivos de la PACD: empoderarse y empoderar, vincular luchas, desmontar el discurso que justifica los recortes, luchar por la transparencia y por la depuración de responsabilidades. Y es un ejemplo replicable en varios niveles: más complejos y más sencillos; de un sector, de un ámbito territorial; dentro de un colectivo o de manera individual. La clave del éxito en su caso, y en los que vendrán, radica en la capacidad que han tenido que poner a disposición pública toda la información y el trabajo realizado, no sólo los resultados, sino también, y sobre todo, el proceso, lo que tiene en sus manos. Ahora nos toca replicar ello.
Enric Pons Ferrer i Sònia Farré Fidalgo,
miembros de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda: «No debemos. No Pagamos.»