En Septiembre de 2008 se produce el crack de la bolsa en Estados Unidos por la enorme burbuja de activos del crédito hipotecario y comienza la estafa financiera que hoy padecemos… La economía capitalista entra en recesión y ante la amenaza de quiebra general, los Estados intervienen para rescatar a la plutocracia financiera. Ingentes cantidades de dinero fluyen hacia los bancos y grandes corporaciones.
Mediante su prestidigitación informativa, los mass-media consiguen convencer a la población europea de que la causa del desaguisado no son la especulación capitalista y el consumismo desmesurado, impulsores de la mastodóntica deuda privada que ha conducido a la quiebra de la banca, las empresas y las familias; sino que ha sido la deuda pública, sobre todo aquella de los vilmente llamados PIIGS. En 2008, la deuda privada del Reino de España era del 300% de su PIB, mientras que la deuda pública era del 65%. A pesar de la realidad de los números, se desató entonces la especulación contra la deuda soberana y la prima de riesgo tuvo en vilo a media europa. Su consecuencia fue el despegue de la deuda en los países «periféricos» de Europa. Atemorizada y confusa, a la población no se le da más alternativa que engullir el mal trago: desde la Comisión Europea, el BCE y el FMI se imponen planes de ajuste estructural en el gasto público, recortando servicios y partidas sociales, privatizando empresas públicas, haciendo reformas laborales y despidiendo trabajadores… ninguneando las demandas populares y la democracia.
La tesis oficial que ha llevado a aplicar las políticas neoliberales, impulsadas por la troika como única vía para hacer frente a la crisis y salir de ella -rompiendo con la filosofía europea hasta entonces vigente de las «esferas de prosperidad compartida»- conlleva un imperativo categórico: hay que pagar la deuda, eso es innegocionable. Se cambió la constitución española para garantizar el pago de la deuda antes que cualquier gasto social, y las consecuencias son un sacrificio social de enormes consecuencias. Pero nos preguntamos cómo puede ser la deuda pública tan grande cuándo hace sólo cinco años era sólo del 65% y ahora ya ronda el 100% del presupuesto… ¿Por qué el Estado se ha endeudado tanto, de dónde viene esa deuda? Sería lógico pensar que fuera para hacer frente a la crisis «rescatando a las personas»… Pero no ha sido así, ha sido porque ha asumido las ingentes pérdidas del capital financiero… ¿Salvar a una pequeñísima parte de la población, que además tiene cubiertas todas sus necesidades, sacrificando a la miseria a millones de personas es algo razonable, algo con lo que se pueda convivir sin más?
En la PACD nos cuestionamos que estas lógicas políticas sirvan realmente para salir de la crisis en beneficio de la mayoría, ya que sólo están llevando a que la economía se deprima más, aumenten los despidos, suba el paro, desmonten el Estado del bienestar, deshaucien a más personas…