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Strike Debt Manifesto por una huelga de la deuda – Occupy WS

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Manifesto por una Huelga de la Deuda (‘Strike Debt Manifesto’), lanzado por el movimiento #Occupy de EE.UU. Original inglés extraído de n+1 magazine, monográfico #Occupy! http://www.nplusonemag.com/Gazette5.pdf.
Traducción castellana adaptada por Marcelo Expósito.

Fuente: http://stupidcity.net/2013/01/29/manifesto-por-una-huelga-de-la-deuda/#more-453

Debemos transformar nuestro fracasado sistema económico que empobrece a millones de personas a la vez que destruye el ecosistema. Usemos tácticas de apoyo mutuo y planes de rescate ciudadano para salvar a las personas del endeudamiento(*). Necesitamos redes y organizaciones vigorosas para una huelga de deuda. Por la abolición de la deuda existente, para reconstruir una sociedad justa donde nos debamos a nosotras mismas lazos de reciprocidad. El 99% se ve forzado a la deuda contraída por el pago de necesidades básicas como la educación, la vivienda y la sanidad, de la que el 1% se beneficia. Nos hemos dejado oprimir por encima de nuestras posibilidades. Somos una ciudadanía en quiebra de personas hipotecadas, docentes, estudiantes, familias. Pero no pagaremos porque no debemos. No debemos nada a los bancos. Nos debemos a nosotras mismas. Sigue leyendo

No todas las familias españolas se endeudaron; ni lo hicieron al mismo nivel, ni para los mismos propósitos.

Fuente: Saque de Esquina, Eduardo Garzón.

El gran problema de endeudamiento que tiene la economía española reside fundamentalmente en el sector privado, y no en el sector público como parece desprenderse de los grandes medios de comunicación. A su vez, observamos que la mayor parte de la deuda privada corresponde a las empresas y no a las familias, y que de esa deuda empresarial española el 95% se le atribuye a las grandes empresas (aquellas con más de 250 trabajadores).

En este post nos centraremos en la otra pieza de la deuda privada: la deuda de las familias. Este endeudamiento se analizará teniendo presente la gran disparidad de renta que existe entre los hogares españoles, con la intención de descubrir si en el comportamiento de estos agentes económicos ha influido la cantidad de renta que poseen. Puesto que el mensaje que se palpa en el ambiente es que “todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” o que “todos hemos tenido excesos” (y que por lo tanto todos hemos de hacer sacrificios), este análisis pretende revisar la veracidad de esa afirmación. Sigue leyendo

Entendiendo la deuda

Recortes presupuestarios, restricciones sociales, menor protección social, peor atención sanitaria, peor educación, rebaja de salarios, despidos, precariedad…

¿Todo por la deuda?

Estamos en crisis y no existe otro discurso para salir de ella que el de recortar y continuar recortando los presupuestos del Estado destinados a fines sociales. El motivo de tal austeridad, según apunta el discurso dominante, es el alto nivel de endeudamiento del Estado español, motivo que comparte con el resto de países de “segunda” de la zona euro.

Hemos visto, durante estos años de crisis, cómo las agendas de nuestros políticos estaban repletas de reuniones y más reuniones; cómo los dirigentes europeos declaraban la urgencia de crear medidas de estabilidad del euro; cómo se llamaba al orden a ciertos países y cómo la presión político-mediática legitimaba continuos gestos antidemocráticos como la imposición de gobiernos tecnócratas no elegidos democráticamente (golpes de estado en Grecia e Italia) o nuestra reciente reforma exprés de la Constitución, sin referéndum, aprobada el 30 de agosto de 2011, que expone en su artículo 135.3: “Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. En otras palabras: el pago de la deuda será prioritario; cada euro que entre en tesorería tendrá que ir destinado prioritariamente a pagar la deuda y sus intereses -en detrimento de sueldos, pensiones, prestaciones y cualquier tipo de gasto social- hasta que no se haya cubierto totalmente dicho importe. Y además, se prohíbe su negociación o repudio.

Así pues, el dinero de nuestros impuestos no irá destinado prioritariamente a nuestros servicios sociales sino al pago de la deuda. Una deuda de la que nunca fuimos conscientes sin poder opinar o participar. Una deuda apuntada como el mayor de los problemas y de la que nos hacen responsables directos y nos obligan, por constitución, a saldar. Una deuda que obliga a recortar nuestros servicios públicos y que nos condenará al mayor de los desamparos sociales. Una deuda de la que aún no se ha hecho ninguna auditoría para determinar su legitimidad. Una deuda que ha establecido una nueva política de gobierno y un nuevo orden de prioridades presupuestarias.

Frente a todo esto, debemos preguntarnos, ¿cuál es la verdad que esconde la deuda? Para descifrarlo, hagamos un repaso de la historia de la deuda y veamos cómo se acabó imponiendo este régimen económico llamado Deudocracia.