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“Las deudas siempre se pagan”, ¿de dónde viene ese mandato divino?

¿Cómo funciona la deuda? ¿Por qué hay que pagar siempre las deudas? ¿Sigue siendo una obligación moral que la ciudadanía asuma esas deudas? Frente a este panorama, ¿qué podemos hacer? Las respuestas en este vídeo.

Este vídeo, que forma parte de la campaña “Pincha tu Deuda”, explica cómo la deuda forma parte de nuestra vidas y cómo ha sido utilizada como herramienta de sometimiento y mecanismo de desposesión. De dónde viene, cómo se utiliza ahora y cómo se utilizará cuando tengamos que salir de esta nueva crisis. Para evitar que sea de nuevo así, también se plantea una solución: la auditoría ciudadana de la deuda.

Se lanza con la activación de la Plataforma Auditoria Ciudadana de la Deuda con motivo de la nueva crisis que se nos viene encima y para evitar que se repita la historia de 2008: rescate a la banca y empresas, y para las personas… #LaDeudaOLaVida. ¡Pronto más!

Cancelar las deudas para hacer frente a la crisis del COVID19

Des de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda nos sumamos al llamado internacional de más de 100 organizaciones sociales de todo el mundo por la cancelación de las deudas de los países empobrecidos como parte de las estrategias para que estos puedan hacer frente a la crisis del COVID19.

La crisis que se desencadenó en 2008 significó no sólo el rescate de la banca y los mercados financieros, sino una nueva oleada de endeudamiento a nivel global. El crecimiento económico se ha basado en la última década, para beneficio de empresas multinacionales y mercados financieros, en la acumulación de deudas insostenibles y a menudo ilegítimas. La crisis sanitaria, social y económica que genera el Covid-19 a nivel global, no se puede resolver si no se hace frente a la situación de sobre-endeudamiento a nivel global y, en especial, en los países empobrecidos.

La crisis global que se desencadena con el Covid-19 ha llevado a caídas en los precios de las materias primas, un aumento en los costos futuros de endeudamiento para los gobiernos del Sur, y ha contribuido a la mayor salida de capitales de los países en desarrollo.  Los ingresos fiscales caerán como resultado, y los pagos de la deuda aumentarán al mismo tiempo que los países necesitan expandir la atención médica y la protección social en respuesta a la crisis. Los países del Sur Global, en América Latina o en África Sub-sahariana, ya estaban en crisis de deuda antes del brote de Covid-19. Ante la catastrófica crisis sanitaria y social que afrontaran estos países no se puede concebir que los recursos se dirijan a pagar a los acreedores y no a cubrir las necesidades básicas de la población. Los gobiernos necesitan contar con recursos para una acción decisiva hoy, y el no pago de la deuda es la forma más rápida de disponer de dichos recursos. Cualquier retraso hará que la pandemia sea más difícil de controlar y una reparación posterior del daño económico sea más costosa.

Cualquier país debería poder ejercer el derecho a no pagar sus deudas por causas de fuerza mayor, como la que desencadena la pandemia del coronavirus. Y más aún si esas deudas tienen origen ilegitimo, como en muchos de los casos. El no pago de la deuda en los países clasificados por el FMI como economías de bajos ingresos, a otros gobiernos, instituciones multilaterales y prestamistas privados liberaría hasta 25.5 mil millones de dólares para luchar contra el coronavirus solo en 2020. Extender el no pago o la cancelación de la deuda a 2021 permitiría disponer de otros 24.9 mil millones de dólares para ayudar a salvar vidas, ahora y en el futuro.

Rescatar a las personas, no a los mercados financieros ni al Ibex35.

La crisis del 2008 se saldó con un rescate a los poderosos y el hundimiento de las clases populares, en base a austeridad y precarización laboral. Se salvaron los bancos y los mercados financieros, que recibieron sus rescates y cobraron sus primas de riesgo descontroladas, pero también las empresas del Ibex 35, a través de ayudas y el sustancioso negocio de la externalización de servicios públicos. De la crisis «salimos» además con una montaña de deuda pública que hace hoy más difícil que el Estado español, pero también el italiano, el francés o el portugués, hagan frente a la crisis del covid-19 y las necesidades de la población con políticas públicas adecuadas y suficientemente ambiciosas.

De esta crisis no podemos salir ni rescatando al Íbex35, ni a los mercados financieros, ni con más deudas. La respuesta debe ser salvar a las personas, aquí y en los países del Sur. Las propuestas que gobiernos e instituciones financieras internacionales están poniendo sobre la mesa para hacer frente a las necesidades surgidas por la crisis sanitaria, social y económica, para el Estado español, para Europa y para los países del Sur, tienen algo en común: más deuda.

Las ayudas a las empresas, autónomos e incluso a las familias para pagar el alquiler, se basan en más endeudamiento. Los paquetes de financiación del BCE o las ayudas que se contemplan en la UE, harán aumentar aún más la deuda pública, especialmente en el Sur de Europa. Las «ayudas» y rescates que prometen el FMI o el Banco Mundial a los países empobrecidos no son más que créditos que, en buena medida, irán a pagar a los acreedores y no a cubrir las necesidades sanitarias, sociales y económicas en esos países. A menos que no se cancelen todos los pagos de deuda de los países afectados por la crisis del Covid-19.

Por todo ello desde la PACD nos hemos sumado al manifiesto internacional «Un Jubileo de la deuda y financiamiento de emergencia para afrontar la crisis sanitaria y económica del COVID-19«*. Y también por ello exigimos que la respuesta a la crisis en el Estado español, en Europa y a nivel global, no sea rescatar a los poderosos, sino salvar a las personas, y eso no será posible si la respuesta de gobiernos e instituciones internacionales es siempre más y más deuda.

* Nota: El manifiesto «Un Jubileo de la deuda y financiamiento de emergencia para afrontar la crisis sanitaria y económica del COVID-19» reclama a gobiernos de todo el mundo y a instituciones como el Banco Mundial y el FMI:
• La cancelación permanente de todos los pagos de la deuda externa que vencen en 2020 por parte de los países empobrecidos, sin devengo de intereses y cargos y sin sanciones.
• La provisión de financiación adicional de emergencia sin que se cree más deuda.
• La cancelación de la deuda y la nueva financiación se deben proporcionar sin demandas ni condiciones de reformas de políticas en favor del mercado y centradas en la austeridad.
• Establecimiento de medidas para proteger a los países empobrecidos de demandas judiciales por parte de Fondos Buitre por el cese del pago de la deuda para 2020.

XII semana de acción global contra contra la deuda y las IFIs: De dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde nos precipitamos

In memóriam de Thomas Sankara

Este lunes 15 de octubre celebramos la efeméride del asesinato de Thomas Sankara, quien fue presidente de Burkina Faso y primer mandatario Africano en denunciar la opresión de la deuda como nueva forma de colonialismo.

Sankara se enfrentó abiertamente al Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la década de los 80, denunciando cómo sus préstamos a los países periféricos (la mayoría antiguas colonias de Asia, África y América Latina) lejos de buscar su desarrollo, estaban sirviendo para perpetuar la sumisión colonial a los intereses de las potencias imperiales neoliberales. Sus políticas precisamente se centraron en evitar toda ayuda externa, intentando reducir la deuda que él calificó como odiosa, para evitar las imposiciones externas de estas instituciones financieras internacionales (IFIs). Para conseguir la autosuficiencia estatalizó todas las tierras y recursos naturales del país, realizó una reforma agraria para acabar con la hambruna y dio prioridad a la educación como único camino hacia la verdadera emancipación de su pueblo.

Su lucha contra la deuda, el desacato a las imposiciones de las IFIs y el miedo a que sus políticas antineoliberales se extendieran a otros países de África provocaron un golpe de estado tras un atentado que acabó con su vida en 1987.

La primera gran crisis de la deuda en los países de la periferia del Sur

Sankara observó cómo desde la época de los 60 el excedente de capital en las economías centrales vio una oportunidad de negocio en la financiación del desarrollo de los países llamados del Tercer Mundo, quienes rápidamente mordieron el anzuelo de los créditos fáciles. De este modo la deuda en estos países se multiplicó por 12 en poco más de una década. Sin embargo, en la mayoría de los casos el dinero de los créditos no se utilizó para financiar el desarrollo de sus pueblos, sino que sirvió para enriquecer a las élites corruptas de estos países, en connivencia con las mismas instituciones que concedieron los créditos. De esta manera, los pueblos de la periferia del Sur se vieron atados a una deuda ilegítima que en absoluto contribuyó a su desarrollo y que tuvieron que empezar a pagar con sus trabajos y recursos naturales.

Fue así como en 1982, tras la subida unilateral de los tipos de interés por parte de EEUU, Méjico primero y otros países después no pudieran afrontar los vencimientos de los títulos de deuda adquiridos, provocando así la primera gran crisis de la deuda en el Sur[1]. Es en este momento cuando el BM y el FMI ponen en marcha la segunda fase del plan y acuden al rescate concediendo nuevos préstamos a cambio de la imposición de los planes de ajuste estructural. Estos planes orientaron las economías de estos países hacia la exportación de materias primas, imprescindibles para el metabolismo de los países industrializados y la transferencia de fondos hacia el Norte para la amortización de deuda. Desde entonces y hasta la entrada del siglo XXI se estima que por cada dolar prestado a los países de la periferia del Sur, estos devolvieron 8 y aún así seguían debiendo 4[2], lo que evidenció que la deuda no sólo era ilegítima sin o que además era impagable. El servicio a la deuda supuso un recorte drástico del gasto social, la reducción de los salarios y la privatización de los servicios públicos, mermando las ya de por sí exiguas posibilidades de desarrollo de los países endeudados, dando lugar a la que vino a llamarse la década perdida[3]. Pero lo más grave de todo fue la pérdida de soberanía de estos pueblos que volvieron a estar dominados, como en su época colonial, por las grandes potencias centrales y sus multinacionales.

La segunda gran crisis de la deuda en los países centrales

En los países más industrializados la deuda también empezó crecer significativamente a partir de la década de los 70, sobre todo después de que EEUU abandonase el patrón oro y la reserva federal, seguida de los bancos centrales de las principales economías, empezasen a generar dinero para estimular la economía tras el fin de los “treinta gloriosos” de la posguerra. Sin embargo, su volumen de deuda pública no empezó a ser un problema hasta que la globalización del capitalismo financiero comenzó a utilizar sistemáticamente la deuda como principal mecanismo de generación de dinero para conseguir tasas de crecimiento aún mayores en base a la especulación financiera.

De este modo, empezaron a financiarse burbujas especulativas de todo tipo (inmobiliarias, tecnológicas, energéticas, alimentos, etc.)[4] que cuando explotaban provocaban profundas crisis económicas debidas al impago de las deudas. Burbujas cada vez más frecuentes, más globales y de mayor volumen que afectan a casi la totalidad de las economías del plantea. La más reciente ha sido la crisis de la deuda desencadenada en 2007 por la quiebra de la burbuja de las hipotecas subprime. Esta crisis provocó la quiebra de muchos bancos financieros y en muchos estados como el español, el gobierno tuvo que endeudarse para rescatar a los principales bancos privados[5], llevando la deuda pública a niveles nunca antes vistos.

El incremento de la deuda pública debido a la socialización de las pérdidas de la banca y las empresas privadas fue generalizada en casi toda la UE, pero fueron las economías periféricas de la zona euro (España, Italia, Irlanda, Portugal y Grecia) las que tuvieron que ser rescatadas por el Banco Central Europeo. Como contrapartida, estos estados se vieron obligados a realizar duros recortes en el gasto social y las políticas públicas siguiendo el dictado de los planes de austeridad impuestos desde la Comisión Europea o la Troika. El mayor expolio se ha dado en Grecia, donde los ajustes han supuesto , además de recortes sin precedentes en sanidad, educación y salarios de funcionarios, la privatización de multitud de servicios públicos como el suministro de agua, energía, refinerías, loterías, puertos, minas, e incluso la venta de islas.[6]

La historia sufrida por los pueblos de la periferia del Sur se repetía ahora en la periferia del centro, y las mismas recetas de los planes de ajuste estructural de los 80 se repetían ahora en los planes de austeridad impuestos por la Troika. La injerencia cada vez mayor de organismos supranacionales como la Comisión Europea en materias como la política fiscal o presupuestaria de los estados evidencia la pérdida de soberanía de los pueblos de los estados centrales. El caso más humillante se dio de nuevo en Grecia cuando el gobierno de Syriza acepto el rescate de la Troika desoyendo a la mayoría de la población que manifestó rotúndamente su rechazo en un referéndum.[7]

Las futuras crisis de la deuda

Tras la crisis de 2007 numerosos gobiernos anunciaron legislaciones más estrictas para controlar los flujos financieros, y se llegó hablar de refundar el capitalismo, pero lo cierto es que prácticamente nadie ha puesto coto a la desregulación de los mercados financieros y la deuda mundial ha seguido creciendo por encima del PIB, superando ya los 200 trillones de dólares americanos, lo que equivale a casi el triple del PIB mundial.

Lo paradójico es que los principales responsables de la crisis han seguido haciendo negocio estos años y no han dejado de aumentar sus beneficios, a costa de cargar el yugo de la deuda sobre los hombros de la/os trabajadora/es y el medio ambiente.[8].

La deuda pública de los estados centrales ha aumentado hasta niveles insostenibles, y lo más preocupante es que las grandes potencias que han liderado el capitalismo son ahora las más endeudadas, entre ellas EEUU, Japón y la UE. Todo hace presagiar, si se quiere evitar el impago, que nos esperan décadas de control férreo del déficit mediante nuevos ajustes y recortes, a no ser que algún estado tenga la determinanción para negarse al pago de sus deudas ilegítimas.

Los países de la periferia del Sur, por su parte, se han beneficiado estos años de los bajos tipos de interés tanto en EEUU como en la UE y de la subida de los precios de las materias primas debidos a la alta demanda. Ello les ha permitido reducir sus deudas y liberarse un poco del corsé impuesto por las IFIs. Sin embargo, mientras sus economías sigan endeudadas y dependiendo de la exportación de materias primas, el riesgo de que los tipos de interés puedan subir o el precio de las materias primas bajar, puede volver a ponerlos contra las cuerdas. Esto está empezando a pasar ya en algunos estados como Venezuela que han anunciado recientemente la suspensión de pagos, o Argentina, que ha vuelto a aceptar un rescate del FMI sin haber aprendido la lección de su anterior crisis.

Mientras tanto, por la propia lógica de acumulación del sistema capitalista, que necesita de un crecimiento económico continuado para sostenerse, irremediablemente se gestarán nuevas burbujas especulativas para dar salida al enorme volumen de dinero que actualmente circula en los mercados financieros. Algunas de ellas ya han comenzado a crearse durante la última crisis, como es el caso de las criptomonedas[9], las materias primas escasas (lítio, uranio, fosfatos, oro o incluso alimentos básicos), las redes sociales, el suelo, o la compra de títulos de deuda de economías emergentes como la de China. El calentamiento de estas burbujas dará lugar a una nueva fase de expansión y euforia en los mercados, aumentando de nuevo el endeudamiento. Y su posterior pinchazo, a otra fase de de recesión y crisis de deuda. La profundidad de estas crisis futuras dependerá del volumen de las burbujas, pero observando la evolución de las burbujas del último siglo[4:1], los ciclos de expansión-recesión cada vez tienden a ser más frecuentes y de mayor magnitud.

En principio nada podría poner límites a un crecimiento económico fundado en la emisión de deuda y en la confianza de los inversores. Sin embargo, no podemos olvidar que en última instancia, son los bienes tangibles y servicios de la economía física productiva, los que permiten mejorar nuestras condiciones de vida, y hoy por hoy, estos son incapaces de sostener los frágiles cimientos de la confianza en los que se fundamenta la desproporcionada pirámide del crecimiento de la economía financiera.

Llamamiento al no pago

En el último medio siglo la deuda se ha convertido en el principal instrumento del capital para seguir manteniendo un crecimiento económico irreal y para someter a los pueblos de la periferia del sistema a sus intereses. Una periferia que se extiende cada vez más y que ya no es geográfica sino socioeconómica, separando al 1% que se beneficia del capitalismo financiero del 99% que lo sufre. Una periferia que esconde, a su vez, otras periferias, porque la deuda somete más a los más pobres y sobre todo a las mujeres, pues son estas las que más han sufrido las políticas de austeridad.

El sistema deuda se ha ido apropiando poco a poco de la soberanía de los pueblos, dejando democracias de paja que bailan al son de los mercados financieros. Para recuperar la soberanía, es imprescindible acabar con el sistema deuda, y ello sólo lo puede lograr la ciudadanía organizada, ya que los actuales gobiernos están secuestrados por el propio sistema.

Afortunadamente, en los últimos años cada vez hay más voces críticas con este modelo injusto y han surgido distintas plataformas como la Plataforma Auditoría de la Deuda (PACD)[10] que plantean la realización de Auditorías Ciudadanas como instrumento de empodaremiento de las poblaciones para identificar las deudas ilegales o ilegítimas y la posterior suspensión unilateral de su pago. No cabe duda de que el No pago de estas deudas ilegítimas supondría un duro revés para la banca y los grandes fondos buitre que hasta ahora han tenido sus espaldas cubiertas por los estados, obligándoles a ser mucho más cautos y prudentes en sus inversiones.

Como diría el visionario Thomas Sankara, ¡NO DEBEMOS, NO PAGAMOS!

Notas

  1. El Banco Mundial y la crisis de la deuda del Tercer Mundo : Puesta en perspectiva historica ↩︎
  2. La deuda externa, veinte años después ↩︎
  3. La década perdida en América Latina ↩︎
  4. Cronología de las crisis y burbujas financieras ↩︎ ↩︎
  5. La ilegitimidad de los rescates a la banca en el Estado español ↩︎
  6. El acuerdo con Grecia muestra la guerra entre democracia y mercados en la UE ↩︎
  7. La dignidad del pueblo griego arrasa en las urnas ↩︎
  8. La crisis aflora más de 10.000 nuevos millonarios ↩︎
  9. Bitcoin y la nueva burbuja especulativa de las criptomonedas ↩︎
  10. https://auditoriaciudadana.net/ ↩︎

III Encuentro de la Red Municipalista contra la Deuda en Rivas

Este fin de semana 2, 3 y 4 de febrero se celebra el III Encuentro municipalista contra la Deuda Ilegítima y los Recortes organizado por la Red Municipalista y el Ayuntamiento de Rivas. La Red cumple ya dos años desde se se creó en Oviedo (ver Manifiesto Oviedo) para hacer frente a las políticas que anteponen el pago de la deuda ilegítima a los derechos de las personas, y en particular a la Ley Montoro que está constriñiendo a muchos ayuntamientos impidiendo que puedan llevar a cabo las políticas del cambio para las que habían sido elegidos.  El ejemplo más palmario lo tenemos en Madrid, donde el gobierno de Ahora Madrid pretendía aprobar unos presupuestos que contemplaban una aumento significativo del gasto social gracias al superávit del Ayuntamiento, pero que finalmente ha sido impedido por Hacienda, obligandoles a destinar el superavit al pago anticipado de la deuda, tal y como impone el artículo 135 de la Constitución, y forzando la destitución del concejal de Economía y Hacienda Carlos Sánchez Mato, uno de los mayores opositores a Montoro.

El encuentro será abierto por el propio Carlos Sánchez Mato y constará de talleres y ponencias donde se abordarán fórmulas para una financiación y fiscalidad justa para las entidades locales, se compartirán experiencias y herramientas de auditorías ciudadanas de la deuda y las políticas públicas y se debatirá sobre los límites del municipalismo en el modelo democrático actual. Puedes consultar el programa completo más abajo.

Inscríbete aquí.

[FIRMA] El nuevo gobierno del Estado español debe auditar la deuda pública con activa participación ciudadana

Estos días estamos viendo cómo los partidos políticos que se presentan a las elecciones del 26J lo hacen sin tan sólo mencionar la deuda en sus discursos. Es evidente que sin abordar la cuestión de la deuda no se puede avanzar hacia políticas que beneficien a la mayoría social. Y para abordar la cuestión de la deuda es urgente realizar una auditoría con participación ciudadana activa para poder analizar en profundidad los mecanismos que cargan sobre la mayoría de la población deudas de las que no somos responsables y que justifican un retroceso de derechos sin parangón en las últimas décadas. 

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Desde la Plataforma Auditoria Ciudadana de la Deuda (PACD) entendemos que durante esta campaña electoral o se habla de deuda o no se está abordando una cuestión clave del presente y futuro de este país. Por ello estamos difundiendo el manifiesto «El nuevo gobierno del Estado español debe auditar la deuda pública con activa participación ciudadana» (a continuación). Si estás de acuerdo, te invitamos a que te unas firmando el manifiesto (ver al final del manifiesto las firmas recogidas hasta ahora). La última semana de campaña electoral lo haremos llegar a las diferentes candidaturas con las firmas recogidas. 

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Proposta per una Auditoria Ciutadana a la Generalitat de Catalunya

El passat 19 de maig el Parlament de Catalunya va aprovar una moció en la que insta al govern a col·laborar amb l’auditoria ciutadana i popular sobre el deute públic i altres compromisos financers, impulsant les mesures que siguin de la seva competència per fer-la possible.
Alguns mitjans van recollir la notícia
– Moció aprovada al BOPC: http://www.parlament.cat/document/bopc/170153.pdf
Ci1VsgIWsAAW-LK 
Des de la Plataforma Auditoria Ciutadana del Deute (PACD) venim reclamant la realització d’una auditoria ciutadana de la Generalitat des de fa anys i ens felicitem pel pas donat al Parlament (veieu per exemple www.independentsdequi.cat sobre el deute públic a Catalunya o l’acció per reclamar transparència a la Generalitat). Un pas que no hagués estat possible sense la feina des dels carrers de moltes de vosaltres que heu donat suport des de fa temps a la proposta d’Auditoria Ciutadana i de posar el deute al centre de l’agenda política. El «No devem! No Paguem!» ha estat un lema que els carrera han fet seus des de l’inici de les mobilitzacions contra l’estafa de la crisi, ara el portem també al Parlament.
Entenem que l’auditoria és un pas imprescindible per trencar amb l’opacitat que regna al voltant del deute públic, però també d’altres aspectes de la gestió financera de la Generalitat, com els finançaments estructurats. L’auditoria ciutadana l’entenem com un procés en el que no només volem avançar en la comprensió col·lectiva sobre l’evolució i la situació d’endeutament, sinó també ens ha de permetre dotar-nos d’eines per definir com volem que es gestioni el finançament públic, el deute i, en general, les polítiques públiques en el futur. 
Volem que aquest procés d’auditoria sigui participat i transparent, i que abordi l’anàlisi de l’endeutament, els seus impactes i sostenibilitat, així com altres aspectes de la gestió pública, de forma integral, ajudant-nos a entendre el context (econòmic, però també polític i social) en el que s’ha donat, així com els impactes ambientals, socials o de gènere  que es puguin produir en l’execució o arrel del pagament d’aquest deute. En definitiva, una auditoria integral i ciutadana ens ha de permetre abordar com recuperar la nostra sobirania i la confiança en les institucions democràtiques.
És per això que volem fer-vos a les mans una proposta detallada sobre com imaginem des de la PACD aquest procés d’Auditoria Ciutadana:

La proposta ha estat elaborada amb la voluntat que pugui esdevenir un document de treball que pugui ser esmenat i millorat per la ciutadania. Entenem que la vostra opinió i suport és imprescindible per a que l’Auditoria sigui veritablement Ciutadana. Només amb la participació de moltes de vosaltres podrà tirar endavant i per tant us agrairem que ens feu saber si teniu dubtes, comentaris o suggeriments
En aquest article publicat fa unes setmanes es resumeixen els aspectes més destacats de la proposta: http://www.eldiario.es/catalunyaplural/opinions/Per-volem-auditar-deute-Generalitat_6_506809349.html 
Properament us convocarem a una trobada per veure com entre totes podem engegar aquest procés d’auditoria ciutadana i així entre totes aixecar les catifes que amaguen l’endeutament i processos com la privatització de la sanitat, la construcció de la L9 del metro i altres infraestructures o la gestió d’empreses públiques totalment opaques. Esperem poder comptar amb vosaltres! 

Per què i com volem auditar el deute de la Generalitat

La Plataforma Auditoria Ciutadana del Deute reclama que el Govern català vagi més enllà en l’anàlisi del Deute en el marc del grup de treball creat recentment i es comprometi amb una auditoria ciutadana i integral

Un deute de 70.000 milions d’euros no és poca cosa per a la Generalitat de Catalunya. El 2015 un de cada quatre euros i mig del pressupost es va destinar a pagar el deute i els seus interessos. Des del 2007 deute públic català s’ha multiplicat per 4,5, en un procés en espiral en el que cada any la Generalitat s’endeuta encara més per poder fer front al deute acumulat. Endeutar-se per pagar deute.

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Si al pagament del deute sumem altres compromisos ineludibles com el pagament de peatges a l’ombra i altres finançaments estructurats per la construcció d’infraestructures, en el pressupost resta molt poc marge per a la realització d’un pla de xoc que afronti amb garanties la situació d’emergència social que viu bona part de la població catalana.

En aquest marc una de les exigències de la CUP-Crida Constituent en el seu pacte amb Junts pel Si va ser la revisió de què hi ha darrera d’aquest deute a través d’una auditoria del mateix. De moment, el Govern català ha creat un grup de treball obert als diferents grups parlamentaris per analitzar la situació d’endeutament de la Generalitat.

¿Será ciudadana la auditoria de la Generalitat?

Artículo publicado en el levante y en el diario información

[artículo en Valenciano]

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En la sesión de las Corts Valencianes del 29 de octubre de 2015 se aprobó la Moción 1/IX, sobre la realización de una auditoría ciudadana de la deuda. Saludamos la iniciativa.

¿Por qué? El nuevo consell del País Valencià se ha encontrado con más de 40.000 millones de euros de deuda, el 40% de su producto interior bruto anual, más de 8.000 € de deuda por valenciana. La progresión de la deuda es notable (en el 2005 era 10.532 millones de euros) y, por tanto, también la de sus intereses. Esta deuda provoca un colapso presupuestario a la Generalitat. Conocer los por qués de cómo se ha llegado a esta situación es algo que necesita saber la ciudadanía, ya que ésta es quien debe decidir qué hacer con la deuda. Esta moción puede abrir la puerta a la identificación de la parte ilegítima o ilegal de esta deuda.

La Generalitat, por un lado, ha visto disminuir sus ingresos de forma ilegítima. Recibe menos dinero del gobierno central tanto por una infrafinanciación histórica (de 1000 millones anuales) como por una reducción de las transferencias derivada de la crisis del 2008. Esta disminución de las transferencias se debe, en gran medida, a la debilidad recaudatoria de las agencias tributarias causada, en primer lugar, por la decisión política de los diferentes gobiernos estatales de disminuir la recaudación fiscal sobre los más ricos y de proteger sus patrimonios, una política fiscal  secundada, a su vez, por el gobierno del País Valencià (por ejemplo, con la exención del Impuesto sobre el Patrimonio). Y, en segundo lugar, por la falta de persecución del fraude fiscal. A esta debilidad recaudatoria se sumó el aumento de la deuda pública derivado del rescate de la deuda privada de bancos y grandes empresas. Como consecuencia de ello, la Generalitat se ha visto obligada a pedir préstamos, y a aumentar, por tanto, su Deuda.

Por otro lado, parte del dinero público puede haberse gastado de forma como mínimo ilegítima: Conciertos y concesiones de la sanidad pública. Negocios ilegítimos, y de una legalidad que hay que probar, como la Fórmula 1, la Volvo Ocean Race, el aeropuerto de Castelló, la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Sobrecostes de empresas públicas como Ciegsa. Son gastos que no cubren necesidades básicas de la población y que han contribuido al aumento de la Deuda.

Al tiempo que saludamos la iniciativa de la Auditoría, vemos que la misma tiene limitaciones importantes. Le dicen «ciudadana», pero observamos que, en ella, la ciudadanía está de espectadora. La comisión ciudadana -si existe- no podrá establecer las preguntas ni los criterios de ilegitimidad, tampoco tendrá acceso a los documentos i contratos, sino solo a los informes ya hechos por las Sindicaturas de Greuges y de Comptes. De ser así, la Auditoría estaria dirigida, en realidad, por los grupos políticos que han controlado (legalmente) el funcionamento de estas instituciones. Por último, no hay ninguna referencia a las decisiones que puedan y deban tomarse al respecto del informe final, ni sobre las consecuencias de las ilegitimidades que se establezcan en torno a la deuda. ¿Cómo va a deliberar la ciudadanía sobre él?, ¿con qué plazos y procedimientos? ¿sus decisiones serán vinculantes? ¿Se le dará al informe final la presentación social que requiere?

Por todo ello, el saludo inicial que hacemos desde la Plataforma Auditoria Ciutadana del Deute-País Valencià no debe entenderse como un cheque en blanco. Las insuficiencias detectadas, a nuestro entender, desactivan el potencial de salud y de empoderamiento público que pudiera tener una auditoría ciudadana real.